El ruido puede resultar irritante. Si es alto o prolongado también puede resultar dañino para los oídos, ya sea temporal o permanentemente. La mejor forma de reducir el riesgo de daño a los oídos es eliminar o reducir el nivel de ruido en la fuente que lo emite.
Como esto no es siempre posible, disponemos de varios tipos de protecciones auditivas. Dichas protecciones están diseñadas para reducir la cantidad de ruido hasta un nivel que no dañe sus oídos.